- A veces no nos dan a escoger entre las lágrimas y la risa, sino sólo entre las lágrimas, y entonces hay que saberse decidir por las más hermosas.
- Aprendamos a esperar siempre sin esperanza; es el secreto del heroísmo.
- Cada vez que cometo un error me parece descubrir una verdad que no conocía.
- Cuando perdemos a alguien a quien amamos, nuestras lágrimas amargas se suscitan por el recuerdo de las horas en las que no amamos lo suficiente.
- Cuando uno dice que sabe lo que es la felicidad, se puede suponer que la ha perdido.
- El dolor es el alimento esencial del amor; cualquier amor que no se haya nutrido de un poco de dolor puro, muere.
- El pasado siempre está presente.
- El primero de nuestros deberes es poner en claro cuál es nuestra idea del deber.
- La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo.
- Lo mejor de los viaje es lo de antes y lo de después.
- Los grandes hombres y mujeres tienen confianza en el destino, conocen parte de su porvenir, porque son parte de su porvenir ellos mismos.
- Más interesante que lo que la gente dice es su pensamiento secreto, y esto es lo que importa conocer.
- No hay vidas pequeñas; cuando la miramos de cerca, toda vida es grande.
Maurice Maeterlinck - 1862-1949. Escritor belga.
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